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Para esta nueva puesta, “La Ruta de Los Elefantes”, nos hemos interrogado respecto a qué tipo de relaciones sociales y de poder se establecerían en un futuro no muy lejano, ante la posibilidad de la escasez de agua. No como un mero ejercicio de futurología o de relato de ciencia ficción, sino como una realidad palpable que tiene impacto directo en nuestro devenir social actual, basta tomar en cuenta cada uno de los indicadores que día a día conocemos a través de los medios masivos de comunicación y las realidades concretas de nuestras comunidades.

 

Para ello, nos abocamos a realizar un profundo trabajo de investigación y de campo respecto a la problemática planteada, para refutar y/o corroborar nuestras percepciones iniciales,  preguntándonos cuál sería el impacto real en las sociedades modernas, ante la escasez hídrica.

 

A través de dicha investigación, llegó a nuestras manos el relato de ciertos pueblos nómades de la región de Kenia (África), donde sus comunidades han seguido durante décadas lo que se conoce como “la ruta de los elefantes”. Estos animales tienen la particularidad de poder percibir grandes depósitos hídricos a kilómetros de distancia, por lo cual las poblaciones keniatas siguen su peregrinaje para poder asegurarse la subsistencia. 

 

A partir de este relato, decidimos transpolar esta imagen de lo “nómade”, para construir una poética escénica donde exponer cómo se establecerían las distintas relaciones de vínculos  y de poder.

 

Abordamos el proceso de creación teniendo como objeto de investigación y de exploración la construcción de vínculos desde diferentes puntos de apoyo en locaciones urbanas que proporcionaban a los actores espacios inestables condicionando las relaciones entre sí.

 

Los actores, a través de estas interrelaciones, encuentros y antagonismos, trabajaron el esfuerzo físico que les implicaban los desplazamientos  y la dificultad de mantenerse en distintas posiciones, en un espacio de juego inconstante, sumándole al proceso de creación, la variedad de canales de exploración que ofrece el lenguaje performático, a través de sus propuestas teatrales y sus mecanismos de producción.
 

En palabras de Bartolomé Ferrando: “La performance abarca hoy una extensa gama de modos de hacer, de actuar o de intervenir, dando forma a manifestaciones muy diferentes entre sí, e incluso divergentes. Pero esa pluralidad no es indicio de disolución ni de pérdida: más bien da cabida a una práctica que se multiplica, se cruza, intercambia datos, se superpone o se desborda a sí misma (…). El cuerpo-materia del performer pone en funcionamiento el engranaje de un alfabeto desconocido compuesto por líneas, colores, sonidos, ritmos y silencios.[1]
 

Es a partir de estos parámetros que nos proponemos llevar conceptualmente al espacio escénico, el discurso y mensaje argumental de la obra: la problemática del agotamiento del recurso hídrico.
 

Los conceptos que transita la puesta son la fragilidad, el equilibrio, la fuerza, la plasticidad, la solidaridad, el individualismo, la concentración, la duda, la desconfianza, la ausencia, la soledad, las distancias. Conceptos que el juego de los actores, en relación con los demás lenguajes intervinientes (música, proyecciones, luces, vestuarios) se encargará de dejar asentado en la escena.



Obra seleccionada por el Fondo Estímulo a la Actividad Teatral Cordobesa (FEATEC) 2014 / Secreataría de Cultura (Ciudad de Córdoba)

Estreno: Viernes 10 de Octubre de 2014 / La Nave Escénica.

 

 

[1] Texto publicado en el catálogo "Contenedores, una década de performance en Sevilla" (Enero / 2010)


isótropa / teatro de impulso - córdoba (2014)
 

 

Imagen y diseño: Gastón Malgieri / Foto Bruta.

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